sábado, 8 de septiembre de 2007

Triste mañana dominical en el Politécnico.

(Texto publicado originalmente en Spaces el día 27 de Febrero de 2006).

Triste mañana dominical en el Politécnico.

Una fría niebla inunda patios y calles. Las caras del alumnado reflejan nostalgia del hogar y resaca. A veces un aburrido grupo de alumnos gira la cabeza hacia un lugar concreto, atraídos por una risa femenina, como Ulises por el canto de las sirenas.

Los domingos siempre son días tristes. Nos recuerdan que se acaba el fin de semana, con sus salidas, sus borracheras y sus cruces de miradas con féminas, féminas que son de más allá del cuerpo de guardia. También nos recuerdan los domingos que comienzan los días lectivos, con sus profesores de estrellas y galones, con sus clases que el sopor nos impide apreciar, con el veloz transcurrir del tiempo que hace confundir diana con silencio.

Triste mañana dominical en el Politécnico.

Calatayud, Febrero de 1993

Leído: http://diariodeuncabezadechorlito.blogspot.com

EL BARÓN DE WARSAGE, CAUDILLO BILBILITANO

III PREMIO “LOS SITIOS DE ZARAGOZA”

Publicado por el Ayuntamiento de Zaragoza en 1988

EL BARÓN DE WARSAGE, CAUDILLO BILBILITANO

(Héroe del Segundo Sitio)

Ángel Lasa Moreno
(Mención especial)


CALATAYUD ANTES DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

La caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV (fotocopia del original que en la hoja siguiente publicamos, mandada al Ayuntamiento bilbilitano por orden de Fernando VII, [OMITIDA]) fueron acogidas con júbilo en Calatayud.

Fernando VII en un Real Decreto hacía saber que, con la llegada de los franceses a España, camino de Portugal, se hospedaría de la Corte para salir a recibir a Napoleón. No volvería hasta una vez acabada la Guerra.

El Real Decreto mandado al Señor Corregidor de la Ciudad de Calatayud lo reproduzco en hojas posteriores.

Volviendo un poco a la ciudad de la cual estamos hablando, Calatayud, la marcha del Rey a Bayona fue muy sentida, y desde luego se notaron conatos de sublevación, recordando la ciudad sus antiguas luchas concejiles y belicosas.

Pero el atraso era muy grande, y ni había armamento ni pericia militar. Cuatro o seis miñones (guardias municipales) y un cabo solían constituir la guarnición, apostándose en las diferentes puertas de la ciudad y bastando para la tranquilidad de ésta y de su Comunidad.




COMIENZA LA GUERRA. CALATAYUD Y EL BARÓN DE WARSAGE

Casi al mismo tiempo que en Zaragoza es aclamado Palafox, es proclamado caudillo por el pueblo de Calatayud el Barón de Warsage, D. José de L´Hotellerie Fernández de Heredia, organizador de las fuerzas de la ciudad y de su comarca.

El Barón de Warsage, designado como jefe para dirigir el entusiasmo del pueblo, comenzó a organizar algunas compañías, pero eran precisas unas autoridades que atendiesen a los diferentes órganos del ejército y al establecimiento de un Gobierno; y el 26 de mayo se instaló una Junta de Partido, compuesta por personas de mayor probidad, y siendo nombradas después por el Barón de Warsage a D. José Larraga en Mayor General de la División que se había de formar y a D. Joaquín Garcés de Marcilla en Comandante del Tercio de Paisanos, que debía de organizar.

Los ejércitos que se organizaron fueron los siguientes: 3 Batallones de Fernando VII, el primero de Voluntarios de Aragón en Calatayud y otros dos en Daroca y Cariñena, respectivamente. Del Regimiento de Dragones del Rey. Trescientos Guardias Españoles. Doscientos Guardias Walonas y Suizos.

Hay que tener en cuenta, como han publicado los historiadores, que por aquellos tiempos Calatayud era un pueblo muy importante; era, como ellos decían, un "pueblo de carrera", y a él iban llegando sin cesar oficiales y soldados que a la desbandada venían huyendo de Madrid y de otros pueblos.

Pero se veía en el apuro que casi todos los pueblos de la provincia no tenían ni fusiles ni municiones. Por fin, le enviaron de las fábricas de Villafeliche (pueblo que dista muy pocos kilómetros de Calatayud) diez quintales de pólvora, y el General Palafox le mandó a principios de junio dos cañones a cuatro con su brigada.

El alcalde de la ciudad, D. Ignacio de la Justicia, protegía en lo posible tan heroicos esfuerzos; y con esto el Barón logró reunir entre soldados y paisanos dos mil hombres, de los cuales sustrajo D. Francisco Palafox seiscientos de tropa de línea con dos cañones de a cuatro que aquél tenía, para incorporarlos a las tropas del General Palafox que fueron dispersadas en la batalla de Épila.

Muchos hombres concurrieron a El Frasno y otros a Calatayud, de manera que D. Francisco Palafox, encargado por su hermano para que tan presto como llegaran los hombres viniese al socorro de Zaragoza, salió en compañía del Barón de Warsage, con más de mil hombres de Calatayud hacia el pueblo de Almonacid, en donde recibió órdenes de acelerar su marcha, como lo ejecutó, retrocediendo con treinta hombres para conducir unos presos.

En el camino tuvo noticia que los franceses estaban por las inmediaciones de La Almunia de Doña Godina, y extraviándose por montes y veredas llegó a El Frasno, cuyo pueblo halló casi abandonado.

Decidieron irse de allí al poco rato, ya que un pastor avisó al Barón de que los franceses estaban en la Venta de Morata de Jalón. No se detuvo un momento, y con veinte hombres que le siguieron llegó al estrecho de la Condesa, desde donde observó una columna enemiga de mil infantes y doscientos veinte caballos. Al poco rato divisó otra de igual fuerza, caminando ambas a paso redoblado. Los veinte hombres al verlas huyeron y el Barón tuvo que partir precipitadamente con sus ayudantes de campo, realizando una marcha violenta, pues destacaron contra él algunos caballos, que le persiguieron, llevando sólo la distancia de dos tiros de fusil, hasta el puerto de Calatayud. En este punto se habían reunido como unos quinientos paisanos y algunos soldados, que cerciorados de la fuerza enemiga estaban en el mayor conflicto. Faltos de municiones, y con sólo doscientos fusiles útiles, tuvieron todavía bastante serenidad para sostenerse, ocupando aquellas alturas hasta entrada la noche para imponer al enemigo.

Al abrigo de la obscuridad, partieron a las gargantas de Illescas y de San Ramón, distantes en aquellos tiempos una hora de Calatayud. Sabiendo el Barón que la fuerza enemiga era muy considerable, se dirigió a las inmediaciones de la ciudad, en donde tuvo una reunión con algunos de los oficiales de más graduación, decidiendo retirarse por Ateca y desde allí venir a caer sobre Daroca para auxiliar en su caso las fábricas de Villafeliche; mandando cortar los puentes y poniendo algunos embarazos para entorpecer el paso a la caballería francesa.

Al ver esto los habitantes de Calatayud la abandonaron, incluso las comunidades religiosas, en el espacio de una hora, quedando sólo de Ayuntamiento el corregidor, D. Ignacio de la Justicia, y dos diputados; y estaba aquél meditando lo que debería practicar, se le presentó un coronel francés por orden del general, y se convinieron en franquear lo necesario para la tropa acampada en las inmediaciones de Calatayud.

A las ocho de la mañana entraba en Calatayud la oficialidad y gran guardia, en número de unos doscientos infantes y treinta caballos. Mientras tanto, una partida de franceses visitaba el barrio de Torres, a orillas del río Perejiles, donde fueron recibidos por sus habitantes a fusilazos, y habiendo matado un francés, entraron y pasaron por las armas a trece paisanos que hallaron, partiendo del barrio una vez estado saqueado e incendiado.

El ejército francés estuvo acampado. delante de Calatayud, hasta que de día habiendo recibido pliegos salió a eso de las dos de la tarde, dejando el camino de Madrid, a pesar de haber dado órdenes para que les acopiasen víveres en Ateca. Regresaron otra vez por el camino de Zaragoza, trayéndose doscientas arrobas de pólvora que ocuparon en la ciudad de Calatayud.

Las pocas tropas que custodiaban las fábricas de Villafeliche a las órdenes del comandante teniente coronel D. Ángel Bayón, suponiendo que el enemigo trataría de apoderarse de aquel punto, avisaron al Barón para que estuviese por aquellas inmediaciones, por lo que rehusó enviar más gente a D. Francisco, haciéndole ver que no tenía más que quinientos hombres, muchos de ellos desarmados, pues la restante fuerza la había ocupado en las remesas de pólvora y muchos habían desertado.

No se equivocaron, ya que a los pocos días tomaban los franceses dirección por el Campo de Cariñena, subiendo hacia el puerto de Codos, en donde el comandante de aquel campo, D. Ramón Gallán, con el paisanaje armado y unos cincuenta voluntarios que le proporciono el Gobernador de Daroca, les hizo algunos muertos.

El 17 de julio, a las cinco de la tarde, en un reconocimiento del campo por parte de la tropa descubrió cómo venía un destacamento de mil doscientos hombres y cincuenta caballos. De repente los franceses comenzaron a hacer señas con los pañuelos, dando a entender que querían parlamentar; pero como vieron que no se les contestaba desplegaron la caballería para imponer a los paisanos. Estos, en lugar de atemorizarse, rompieron un fuego vivo y ordenado. El enemigo se adelantó y observando más firmeza de la que esperaba se retiró con buen orden, para atraerlos a la llanura. Enardecidos los paisanos y soldados avanzaron, pero una vez que pudo maniobrar la caballería francesa, los atacaron con vigor y tuvieron que replegarse precipitadamente a tomar las alturas que hay sobre los molinos y camino de Ateca, desde las cuales rompieron el fuego, sosteniéndolas con entereza; y aunque algunos soldados franceses lograron entrar en la villa de Ateca, pagaron cara su temeridad. Llegó luego el Barón con su gente haciendo retroceder escarmentados a los franceses. Después de durar el tiroteo por ambas partes hasta la nueve de la noche, a las diez tocaron a generala y regresando por la misma ruta que habían venido.

A la mañana siguiente hallaron dispersos algunos franceses y el subteniente de la compañía de fusileros de Calatayud D. Juan Biec y López con su partida consiguió hacer veinticinco prisioneros. El teniente coronel de Artillería D. Ángel Salcedo dirigió a los paisanos y tropa bisoña; el capitán de Cazadores D. Bonifacio Pérez, que atacó al frente con su caballería, quedó muerto de un balazo. En este encuentro murieron bastantes franceses, no siendo muy considerables las bajas por parte de los aragoneses, aunque también les hicieron prisionera una avanzada que sorprendieron, dirigida por Langa, debiendo observarse que este acontecimiento fue señalado, por cuanto la tropa bisoña lidió contra duplicadas fuerzas de soldados aguerridos. El resultado por entonces fue impedir, la ocupación de las fábricas de Villafeliche. De vuelta de tan desgraciada expedición cometieron algunos excesos en la villa de Muel, ya que a la ida les habían matado a algunos franceses que quedaron rezagados.

Sobre los demás hechos que acaecieron en la ciudad de Calatayud durante la Guerra de la Independencia, presento a continuación fotocopias del memorial que presentaron al rey Fernando VII el Ayuntamiento, Clero y vecindario en marzo de 1816, y que se conserva en los archivos municipales de Calatayud [OMITIDAS].

Después de leer Fernando VII el memorial presentado por el Ayuntamiento de Calatayud, Clero y vecindario, y reconociendo este heroísmo y sacrificio continuados, concedió a los munícipes bilbilitanos el uso de la banda blanca y roja, parecida a la de San Fernando, y sobre ella bordado el escudo de la ciudad en oro y una estrella de ocho puntas, también en oro.

EL BARON DE WARSAGE Y EL SEGUNDO SITIO

Después de la Batalla de Tudela a nadie le cabía duda de que se avecinaba un nuevo Sitio, el Segundo. Se tomaron precauciones y en Torrero se construyó un atrincheramiento de ladrillos cocidos al sol capaz para cuatro piezas. Se montó una batería en el puente de América. Se cortó con una barricada el arco de paso del barranco de la Muerte. Se refuerza el castillo de la Aljafería con un camino cubierto y se rodea con un foso el convento de San José.

En la siguiente hoja reproduzco un plano con las fortificaciones del Segundo Sitio de Zaragoza.



Hechos en los que interviene el Barón de Warsage
en el Segundo Sitio, intentando en la mayoría
de las veces determinar el día


22 de diciembre de 1808

Los franceses continuaban el trabajo de las baterías, especialmente en la que estaban construyendo en la subida a Torrero y en Buenavista, hallándose otra en las Tañerías junto al corral de Margarita, desde el cual se dominaba gran parte de la orilla del Ebro.

24 de diciembre de 1808

Toda la noche estuvieron muy quietos los franceses, de manera que una tropa pudo descansar. Nuestras guerrillas y avanzadas de Torrero y Arrabal tuvieron su tiroteo sin poder estorbar a los enemigos.

Los franceses continúan sus baterías y empiezan a fabricar un puente de tablas sobre el Ebro, frente a San Lamberto, en el mismo lugar que en el Primer Sitio. Las baterías de San José lograron impedirles la operación.

27 de diciembre de 1808

Los franceses al caer la tarde tienen en su poder el Molino de aceite de la ciudad, las casas inmediatas al monasterio de los Jerónimos, la torre del Pino y los conventos de Capuchinos y Trinitarios.

31 de diciembre de 1808

Palafox mandó sus tropas a medir las fuerzas con las del enemigo al mando del Brigadier Fernando Butrón, logrando una excelente victoria y horror al enemigo. Aquel día fue uno de los más gloriosos de la campaña en la que se distinguieron muchísimo todas las tropas, así de Infantería como de Caballería, en cuya honrosa memoria mandó Palafox llevasen cuantos se hallaren en ella una cinta encarnada al pecho, lo que se hizo saber mediante proclama. La ciudad se llenó de alegría al ver la bizarría de nuestra tropa, teniendo la satisfacción de haber finalizado el año con una acción tan gloriosa, esperando de nuestro Dios por medio de Nuestra Patrona María Santísima del Pilar, aniquilar a los enemigos y poner en el trono a Fernando VII.

2 de enero de 1809

Aquel día hubo sesión del Tribunal de la Audiencia, a la que sólo pudieron asistir los "SS. Regente D. Pedro Ric, los Oidores D. Juan Gansido y Serafín Chaviex, el Ministro del Crimen Superior D. Manuel Villalba y el Jijeal D. Pedro Ruiz, por estar los demás enfermos, leyendo en ella la oración acostumbrada el Exmo. Sr. Capitán General".

5 de enero de 1809

Para que se vea lo que mandaba el Barón de Warsage, mandó llevar al Hospital Militar todos los muebles útiles, para que estuviesen mejor los enfermos, pero únicamente de las casas que se hubiesen fugado de la ciudad en atención a la escasez que había.

27 de enero de 1809

Seguidamente voy a copiar textualmente el ataque dado por el Barón de Warsage al convento de los Trinitarios, del libro "Sitio de Zaragoza", de Rodríguez Landeira y F. Galiay:

“El convento de Trinitarios es de un heroísmo insuperable. No tenía parapeto por uno de sus flancos; precisamente el que estaba enfilado por los cañones del Castillo y batería de la Misericordia. Aprovechando esta circunstancia y teniendo en cuenta el peligro que para la ocupación de una parte considerable de la ciudad podía nacer de la posesión del convento por los franceses, se determinó atacarlo. Dirigió la acometida el general D. José de L´Hotellerie, barón de Warsage, al que le secundaban varios oficiales y los presbíteros Sas y Lacasa.

La irrupción de aquella masa informe y desordenada de militares y paisanos, de mujeres, y hasta de niños, amedrentó de pronto a los franceses guarnecían el punto, muchos de los cuales fueron muertos.

Nuestras pérdidas ascendieron a treinta muertos, entre soldados y paisanos, tres oficiales y un padre capuchino, distinguido por su fogosidad en los ataques, que murió de un balazo, dando la extremaunción a un herido."

De comentarios que he obtenido de varios libros sobre este hecho, se llegó a comparar al Barón de Warsage por su bravura con el general Palafox.

14 de febrero de 1809

La tropa había quedado el día anterior para la mañana. Acudieron la tropa y gran número de paisanos al Puente de Piedra, y a eso de las 10 avisó el Mariscal de Campo, Barón de Warsage, que podían retirarse por haber pasado al otro lado del Ebro los enemigos; pero habiendo intentado acometer hacia la Universidad, al verles mandó pasar para allá, pero luego que los vieron se retiraron precipitadamente.

La ciudad está dividida en dos facciones; que los frailes lo dirigen todo. El general Palafox es un hombre muy amable y querido por los soldados que no hace nada sin consultarlo con un religioso llamado el Padre Basilio.

18 de febrero de 1809

Se acerca el fin. Faltan la carne fresca y las legumbres. Bacalao y trigo molido son los únicos alimentos de que disponen los defensores. En la calle yacen tirados los cadáveres. Este día, Lannes mandó arrasar la ciudad, dejándola como la palma de la mano, o sembrarla a modo de antañón de los caudillos bíblicos.

Los ataques contra el Arrabal se recrudecen. El Arrabal lo guarnecían tres o cuatro mil hombres, casi la mayor parte tropa de línea. Entre otros jefes estaban los Mariscales de Campo, D. José Manso y D. Mariano Peñafiel; pero al verlos tan amenazados, Palafox mandó al Barón de Warsage dirigir tan arriesgada empresa. Al cruzar el Puente de Piedra, una bala de cañón le hiere, de cuyas heridas morirá al día siguiente. Era por cierto bien arduo andar un largo trecho, siendo el blanco de una multitud de cañones que no cesaban de disparar bombas.

El cuerpo del Barón de Warsage se halla enterrado bajo las paredes de la Iglesia de San Pablo de Zaragoza.

Palafox ya no dirige la defensa. Se encuentra enfermo del tifus. Falta su presencia y decaen los ánimos. No hay posibilidad de que resista el Arrabal. Es inhumano que soporten más, los heridos y enfermos de la ciudad, el bombardeo.

Según datos que he recogido, Palafox, al enterarse que muere el Barón de Warsage y esfumadas las esperanzas, envía a su ayudante Casellas a pedir una tregua de tres días.

La capitulación se firma a altas horas de la noche del día 20 de febrero de 1809. Firman el Barón de Valdeolivos, el Conde de Fuenteolivar, el brigadier D. Manuel Peñas y el labrador D. Mariano Cerezo, ahora Inspector de Infantería.

Pero no me voy a quedar simplemente con la síntesis que anteriormente he presentado sobre la última hazaña (si se le puede llamar de alguna manera) y muerte del Barón de Warsage, sino que voy a presentar íntegramente el relato ofrecido por Norberto Torcal de su libro "Historia Popular de los Sitios de Zaragoza en 1808 y 1809", el cual, para mí, es de una belleza y realismo insuperable:

"El envío de auxilios al Arrabal para contrarrestar y detener los rápidos progresos de los franceses era preciso y urgente: pero, ¿cómo hacerlos llegar hasta allí teniendo que atravesar el puente de Piedra, batido horriblemente por el incesante fuego de algunas baterías que hacían poco menos que imposible la comunicación entre el populoso burgo y la ciudad? Como en todos los momentos y ocasiones de gran peligro, no faltaron entonces algunos héroes que, con sublime desprecio de la propia vida y henchidos de santa abnegación y patriótico celo, se aventurarán a pasar el puente; mas casi todos fueron víctimas de su ardiente arrojo. Sólo el siempre intrépido, denodado y heroico presbítero mosén Santiago Sas tuvo la fortuna de cruzarlo impunemente, desafiando altivo y sereno la granizada de plomo y hierro encendido que caía sobre el puente.

Había, sin embargo, que socorrer el Arrabal a toda costa. Informado Palafox de la apuradísima situación en que el famoso burgo se hallaba, encarga a su Cuartel Maestre General el Barón de Warsage el mando supremo de las fuerzas de aquel punto. El Barón, al primer golpe de vista, comprende lo arriesgadísimo y temerario de la empresa, mas no por eso vacila y desmaya. El insigne general ha mirado ya muchas veces de cerca a la muerte para que su corazón tiemble, ni el color de su rostro se altere ante un peligro más, por inminente que sea. Para él, como para todos los grandes patriotas, la vida vale bien poco, si con ella puede dar a Zaragoza un momento de respiro, o proporcionarle el más pequeño triunfo. Y alta la frente, tranquila la mirada, blandiendo al aire el desnudo acero y sonriendo a los proyectiles que con agudos silbidos pasan a su alrededor, el esforzado caudillo avanza por el puente. Ya están casi en la mitad de él. Sus ojos no se apartan de los muros de San Lázaro. Sueña tal vez con su reconquista, con arrojar del recinto a los invasores que lo ocupan, con rápidos y sangrientos desquites, con nuevas e impensadas glorias, sin fijarse en los muchos que a su alrededor van cayendo y cubren el suelo con sus despedazados cuerpos. De pronto, siente un golpe terrible, su rostro se cubre de mortal palidez y rueda por tierra moribundo, lleno de sangre. Una bala de cañón acaba de alcanzarle y destrozarlo, segando en flor sus brillantes ensueños y esperanzas. Piadosas manos lo recogen del suelo y lo trasladan a su domicilio actual de la calle de San Pablo, donde al día siguiente entregó su alma a Dios, lleno de méritos y gloria."

BIOGRAFIA DEL BARON DE WARSAGE

La familia del ilustre bilbilitano D. José de L'Hotellerie de Falois Fernández de Heredia, Barón de Warsage, proviene del Norte de Bélgica, donde estuvo al servicio del Rey de España.

Fue el segundo hijo del matrimonio de D. Rolando José Augusto L´Hotellerie de Falois, coronel de Caballería y jefe del Regimiento de Guardias Walonas, llamado del "Príncipe" con Dª María Ana Fernández de Heredia.

Fue bautizado el 7 de junio de 1759 en la Insigne Iglesia Mayor Colegial de Calatayud. Su madre, fallecida el 17 de octubre de 1776, y su padre, el 1 de enero de 1778, se encuentran enterrados en la Iglesia del Insigne Colegio del Santo Sepulcro de Calatayud.

Siendo segundo teniente de Granaderos del Regimiento de Infantería de Guardias Walonas, en el que había ingresado muy joven, S.M. el Rey le concedió el 20 de abril de 1784 el empleo de primer teniente de fusileros de la Tercera Compañía del Primer Batallón del mismo.

Estando destinado en Barcelona, su hermano Alonso, a la sazón Barón de Warsage, que era primer teniente del mismo Regimiento, y destinado en Madrid, le concedió el 13 de mayo de 1791 licencia para contraer matrimonio por haber fallecido sus padres.

El 9 de junio de 1791, siendo primer teniente del Regimiento de Infantería de Guardias Walonas "Príncipe de Castelfranco", contrajo matrimonio la edad de 32 años con Dª Josefa Adriana de la Barre, hija del capitán de Infantería D. Adrián de la Barre, Barón de la Barre, y de Dª Josefa Ignacia Pechaman, residentes en Barcelona.

En 1803 se hallaba en Calatayud, siendo ya capitán de las Guardias Walonas (equivalente a coronel de Infantería).

Intimo amigo de Palafox, reclutó tropas en la zona de Calatayud. Aparece siempre como consejero de Palafox, o al mando de sus tropas, combatiendo junto a éste unas veces, como en Épila, o en otras junto a su hermano Francisco. Interviene también en acciones en Ateca y Calatayud, para pasar finalmente a defender Zaragoza. Después del levantamiento del Primer Sitio, fue ascendido por Palafox a comandante de Guardias Walonas (brigadier de Infantería) por sus acciones en Plasencia, Tudela, Fontellas, Alfaro, etc.

Por sus dotes tácticas y de mando, Palafox le concedió finalmente el cargo de Cuartel‑Maestre General del Ejército de Aragón (ahora Jefe del Estado Mayor General), combatiendo con él en Tudela antes del Segundo Sitio de Zaragoza. En este último estuvo en la defensa del Convento de los Trinitarios, Arrabal y la Aljafería.

Murió el 19 de febrero de 1809, cuando por delegación de Palafox, que estaba enfermo, iba a hacerse cargo de la defensa del Arrabal, siendo alcanzado por una bala de cañón francesa, al disponerse a cruzar el Puente Piedra, falleciendo al día siguiente a causa de las heridas. Su acta de defunción cita como hijos y herederos a Bernardo, Manuel y María Pilar. Su domicilio en Zaragoza durante los Sitios fue en la Calle de las Armas número 77. Los restos del Barón de Warsage se hallan en la iglesia de San Pablo Zaragoza.

El actual descendiente en línea de varones es el coronel de Artillería D. Domingo Guzmán de L'Hotellerie de Falois Agramonte, nacido en Pamplona el 16 de noviembre de 1918, casado con Dª Elisa Martínez Palacios y residente en Barcelona [1].

ÁRBOL GENEALÓGICO

La familia del Barón de Warsage proviene del Norte de Bélgica, en donde hubo algún L'Hotellerie que sirvió a la monarquía española y que tuvo relación con la Casa Real, aunque el título es anterior. Un antepasado de los Warsage, Gil Carlos Alejandro, mandó a sus hijos a nuestro país para que sirvieran a S.M. Católica Felipe V y desde entonces la familia ha radicado en España.

Aquí llegaron el primogénito, Rolando, y un hermano más pequeño. Rolando se casó con María Ana Fernández de Heredia y Femández de Moros, de la alta sociedad española, hija de D. Álvaro Fernández de Heredia, y por lo tanto abuelo del Barón de Warsage.

Su madre falleció el 17 de octubre de 1776, y su padre, el 1 de enero de 1778. Ambos se hallan enterrados en la iglesia del Insigne Colegio del Santo Sepulcro de la ciudad de Calatayud.

Detallamos a continuación el árbol genealógico del Barón, árbol que según su actual descendiente, D. Guzmán de L'Hotellerie de Falois y Agramonte, podría ampliarse con posteriores investigaciones, pues con anterioridad a Juan e Isabel, con los que iniciamos este árbol, se dispone de documentación general en la que consta que la familia tenía, como mínimo, trescientos años de antigüedad antes de ellos.

JUAN DE L'HOTELLERIE & ISABEL DE ROLY

JUAN DE L'HOTELLERIE & ELENA DE LA HAYA

FLORENCIO DE L´HOTELLERIE & MARIA DE FALOIS

JUAN FLORENCIO DE L'HOTELLERIE & ANA FRANCISCA DE LINOTTE

Este es el primero del que hay constancia. Fue militar, ignorándose el grado que alcanzó, aunque se conserva el nombramiento de Capitán del Regimiento del Conde Lamboy.

JUAN DE L´HOTELLERIE DE FALOIS & ISABEL DE FRONGTEAU

Nació en Dalem el 6 de agosto de 1652. Magistrado en el país de Wandré, y Justicia de Rodico y del territorio de Rodelluc.

GIL CARLOS ALEJANDRO DE L'HOTELLERIE DE FALOIS & MARIA CATALINA LUISA JOSEFA DE CALONNE

Nació en Wandré el 11 de noviembre de 1685, y murió en el mismo lugar el 11 de mayo de 1737. Mandó a España a sus hijos para que sirvieran a Felipe V, Rey de España y de las Indias. Su hijo Rolando, el primogénito, fue el padre de José.

ROLANDO JOSE AUGUSTO DE L'HOTELLERIE DE FALOIS & MARIA ANA FERNANDEZ DE HEREDIA

Padre de José de L´Hotellerie de Falois Femández de Heredia. Barón de Warsage, ilustre bilbilitano que nos ocupa.

Fue Coronel de Caballería, jefe del Regimiento de Guardias Walonas llamado del Príncipe, al servicio de S.M. Católica el Rey de España y de las Indias. Nació en Tournay, en agosto de 1718. Se casó en Calatayud en junio de 1753. El hijo mayor, Alonso, murió soltero, pasando los derechos del título al segundo, José. El padre de la esposa, D. Álvaro Fernández de Heredia, abuelo materno de José, fue Mariscal de Campo y Presidente de la Real Audiencia de Guatemala.

A continuación detallamos la línea de los descendientes varones.

BERNARDO DE L´HOTELLERIE DE FALOIS DE LA BARRE & ANTONIA DE PEDRO

Parece que llegó a Coronel de Infantería. Hay un nombramiento de 2º Teniente, firmado por Fernando VII el 10 de agosto de 1815. Murió en Madrid en 1858, como atestigua su partida de defunción conservada en la Parroquia de San Lorenzo.

FRANCISCO DE L'HOTELLERIE DE FALOIS & TERESA SANCHEZ DE ARQUINIGO

Teniente coronel de Infantería. Nació en Calatayud el 23 de enero de 1824 y murió en Zaragoza.

FRANCISCO DE L´HOTELLERIE DE FALOIS & JOAQUINA DE MUNÁRRIZ

Jefe superior del Cuerpo de Correos, Nació en Cascante el 25 de julio de 1862 y murió en el mismo pueblo navarro el 5 de diciembre de 1949.

JOSE DE L´HOTELLERIE DE FALOIS MUNÁRRIZ & MARIA AGRAMONTE LAVILLA

Abogado. Nació en Cascante el 26 de abril de 1884 y murió en el mismo pueblo en 1970.

DOMINGO GUZMAN DE L´HOTELLERIE DE FALOIS AGRAMONTE & ELISA MARTINEZ PALACIOS

Es el actual descendiente, Coronel de Artillería. Nacido en Pamplona el 16 de noviembre de 1918, y residente en Barcelona.

Así, y según información recogida en el periódico zaragozano "El Noticiero", podemos afirmar que la familia L´Hotellerie de Falois es una de las más nobles de Bélgica, que cuenta con más de cinco siglos de antigüedad en el dominio del castillo de Rabosée, jurisdicción de Wandré, donde una larga serie de generaciones de esta familia tuvo su asentamiento. Profesó siempre la religión católica, apostólica y romana, y sirvió con acendrada lealtad a los Reyes de España durante su combatida soberanía en el condado de Flandes hasta fines del siglo XVII.

A mediados de esta centuria era jefe de la familia, Gil Carlos Alejandro de L'Hotellerie de Falois, Caballero de Warsage y Señor de Grandmer, casado con María Luisa de Calonne de Tour.

Prosiguiendo noblemente con la heredada fidelidad a los reyes españoles, este matrimonio mandó a nuestro país a sus hijos Rolando y Angel, para que sirviesen a la corona sentando plaza en el famoso Regimiento de Reales Guardias Walonas, creado por Felipe V en 1704.

De Rolando, el padre de nuestro héroe, ya hemos hablado anteriormente.

El hermano de Rolando, Angel de L'Hotellerie, nació en 1723 y murió en 1800 en Barcelona. Se llamó también Barón de Warsage. Permaneció soltero toda su vida y alcanzó mayor longevidad y más alta graduación que su hermano Rolando, ya que falleció Mariscal de Campo de los Reales Ejércitos, dejando de heredero al que años más tarde sería caudillo de Calatayud e insigne defensor de Zaragoza, y de manera heroica en el Segundo Sitio.

En documentos conservados en el Archivo General Histórico Militar de Segovia figuran los siguientes datos sobre la familia y la persona del Barón: "El día 7 de junio de 1759 el Vicario General de la Ciudad de Calatayud, D. José Jordana, Canónigo Penitenciario de la Insigne Iglesia Mayor Colegial de Calatayud, bautizó a un niño y le puso por nombre, José María, Joaquín, Vicente, hijo legítimo y natural de D. José Augusto de L'Hotellerie de Falois, Barón de Warsage, Capitán de Caballeros del Regimiento de Barcelona; y de Dª Mariana Rafaela Fernanda de Soto de Heredia Coriugas; y nieto de D. Gil Carlos Alejandro de L'Hotellerie de Falois y de Dª María Catalina de Calonne, sus abuelos paternos; y de D. Alonso José Fernández de Heredia, Mariscal de Campo, y de Dª Ignacia Moreno y Baquero, sus abuelos maternos. Fueron padrinos el Racionero Juan Antonio Moros y Dª Ignacia Moreno y Baquero."





Baronía de Warsage, casa de L´Hotellerie de Falois.

Escudo dividido en cuatro cuarteles:

‑ Primero y cuarto en campo azul y Faja de Oro y León Naciente en plata y coronado, y tres portillas de oro puestos dos y uno en el punto de ombligo de cada cuartel. Estas son las armas de L'Hotellerie.

‑ Segundo y tercero en campo de gules, dos leopardos pasantes en oro. Estas son las armas de Falois.

El escudo cimbrado de dos celadas de plata con rejilla, la de la derecha bordada de oro y azur, y la de la izquierda bordada de oro y gules. La de la derecha tiene un león saliente de plata coronado de oro y gules, y el de la izquierda de oro y azur.

RECUERDOS ACTUALES DEL BARON DE WARSAGE

En el palacio en que nació el Barón de Warsage y situado en la calle Dato, núm. 15 (más conocida por Rúa), se encuentra una lápida de mármol, colocada con ocasión del Centenario de los gloriosos Sitios de Zaragoza.

Con ocasión del descubrimiento solemne de esta lápida, el año 1908, y en la inauguración de la Galería de BILBILITANOS Ilustres que se celebró el mismo día, el Alcalde de Calatayud, D. Juan Blas y Ubide, leyó un discurso magistral. De él voy a copiar el párrafo en que hace referencia el Barón de Warsage:

"El Barón de Warsage, D. José de L'Hotellerie Fernández de Heredia, proclamado su caudillo por el pueblo de Calatayud, casi al mismo tiempo que Zaragoza aclamaba a Palafox, organizador de las fuerzas de esta comarca, que luchó bravamente contra el extranjero fuera y dentro de Zaragoza y murió en la heroica defensa del Puente de Piedra pocos días antes de su rendición es la primera figura bilbilitana de la epopeya de los Sitios, es la genuina representación de Calatayud en la lucha napoleónica".

En las siguientes hojas reproducimos fotografías de la placa conmemorativa, comentada anteriormente y fachada del Palacio donde nació el Barón de Warsage, diciendo que su monumental portada de piedra está copiada de la del Palacio de la Cancillería de Roma. Es neoclásica, orden toscano, correcta en sus líneas, pero fría, inexpresiva. Actualmente en el Palacio se encuentra el Casino Bilbilitano.

La redacción del texto de la lápida fue encomendada al catedrático Juan Moneva Puyol, siempre gran amigo de Calatayud.







N.I.R. BARON DE WARSAGE

El Instituto Politécnico núm. 2 fue instalado en el recinto del que fue "Cuartel Maestre General".

El Instituto se encuentra ubicado en las inmediaciones de Calatayud, al costado izquierdo de la carretera nacional N‑II, en dirección hacia Zaragoza, e inmediatamente sobrepasada la ciudad y el puente sobre el río Jalón.

Con motivo de la desaparición de los C.I.R,s, se ha creado en Calatayud el N.I.R. (Núcleos de Instrucción de Reclutas), donde se lleva a cabo la selección e instrucción de reclutas, éste lleva el nombre de Barón de Warsage.

Ambos, Instituto y N.l.R., se encuentran en los mismos terrenos. En la siguiente hoja reproduzco una fotografía de la entrada principal del Instituto Politécnico núm. 2 del Ejército de Tierra [OMITIDA]. [2]

RECUERDOS EN ZARAGOZA

El día 13 de mayo de 1908 fue obtenido el permiso de la Dirección General de Obras Públicas, quedando montado el monumento conmemorativo sobre uno de los tambores del histórico Puente de Piedra, boceto del arquitecto D. Ricardo Magdalena Tabuenca, con la siguiente inscripción:

"Aquí fueron vilmente asesinados el R.P. Basilio Boggiero y el presbítero M. Santiago Sas. Aquí cayó mortalmente herido el Barón de Warsage. Honor a los héroes y gloria a los mártires. Primer Centenario de los Sitios de 1808 y 1809."

Virtualmente desde entonces estuvo inaugurado. No obstante se pensó dar al descubrimiento una ceremonia oficial el día 14 de junio aprovechando la llegada del rey Alfonso XIII, pero hubo que suspender la ceremonia por la lluvia que caía.

Y, en efecto, para esa fecha se había invitado, dada la perspectiva significación de los héroes que se conmemoraban, a los PP. Escolapios, a una representación del Clero de la ciudad y a los descendientes del Barón de Warsage.

En la siguiente hoja reproducimos una fotografía del citado monumento.



Placa situada en la fachada de la Escuela de Bellas Artes, en la Plaza de Los Sitios, de Zaragoza. Aparece el nombre del Barón de Warsage con una cruz de caído.




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BIBLIOGRAFIA

1. FUENTE, Vicente de la: "Historia de la Siempre Augusta y Fidelísima Ciudad Calatayud", dos vols. Calatayud, 1881.

2. GARCIA RODRIGUEZ, José María: "Guerra de la Independencia". Barcelona, 1945.

3. VV.AA.: "Archivo General Militar de Segovia". Índice de expedientes personales. Madrid, 1963.

4. VV.AA.: "Calatayud y su comarca", Calatayud, 1985.

5. DAUDEVARD DE FERUSSAC, J.: "Diario Histórico de los Sitios de Zaragoza Zaragoza, 1908.

6. CASAMAYOR: "Diario del Segundo Sitio”. S.A.F.C.

7. VV.AA.: "Heroísmo Aragonés". Madrid, 1898.

8. BLASCO, José: "También los puentes tienen historia". El Noticiero, 20 de marzo de 1951.

9. LOPEZ LANDA, José María: "Historia de Calatayud para escolares". Calatayud, 1979.

10. RODRIGUEZ LANDEIRA, R. y GALIAY, F.: "Sitio de Zaragoza", 1908.

11. BLASCO, José: "¡Aquí.. Zaragoza!" Zaragoza, 1950.

12. 1808, Libro municipal de Calatayud, Archivo Municipal de Calatayud.

13. 1809, Libro municipal de Calatayud, Archivo Municipal de Calatayud.

14. 1816, Libro municipal de Calatayud, Archivo Municipal de Calatayud,

15. ALCAIDE, Agustín: "Historia de los dos Sitios que pusieron a Zaragoza en los años de 1808 y 1809 las tropas de Napoleón". Madrid, 1831.

16. CIERVA, Ricardo de la: "Historia Militar de España", volumen 5º. Madrid, 1984.

17. Folleto informativo del Instituto Politécnico Núm. 2 del Ejército de Tierra, Calatayud.

18. Guía de Calatayud y su comarca.

19. SALA, Mario de la: "El general Barón de Warsage", El Noticiero, 9 de febrero de 1908.

20. BLAS Y UBIDE, Juan: "Discurso de la inauguración de la Galería de Bilbilitanos Ilustres". Calatayud, septiembre de 1908.

21, VV.AA.: "Serviam”. Boletín informativo del I.P.E. Núm, 2 del Ejército. Calatayud 1986.

22. VV.AA.: "Serviam”. Boletín informativo del I.P.E. Núm. 2 del Ejército. Calatayud, 1987.

23. TORCAL, Norberto: "Historia popular de los Sitios de Zaragoza en 1808 y 1809”.

24. RODRIGO, M.: "El Barón de Warsage", de la revista Serviam, Calatayud, 1987.

[1] Nota de la Asociación en 2005: Es preciso tener en cuenta que este trabajo se redactó en 1987.

[2] Nota de la Asociación en 2005: Las reformas militares de los últimos años han hecho desaparecer tanto el N.I.R. como el Instituto Politécnico, si bien en esas mismas instalaciones se ubica ahora la pujante Academia de Logística del Ejército de Tierra. Más información en http://www.calatayuddigital.net/logistica/logistica.asp


Leído: http://www.asociacionlossitios.com/baronwarsage.htm

viernes, 7 de septiembre de 2007

Los que juraron Bandera en 1985



Estos de la foto son los que Juramos Bandera un 30 de Junio de 1985. ¿Alguno se reconoce?, ¿alguien sabe quienes son cada uno?, Espero vuestros comentarios compañeros

Himno de los Especialistas del E.T.

Esta es la letra del Himno de los Especialistas del Ejército de Tierra, podeis descargarlo en la sección Descargas de la derecha en formato MP3. La música del Himno del IPE 2 que cantabamos de Alumnos aún no la he conseguido pero estoy en ello. Si alguien la tiene, no estaría de más que me la pasara o la colgara en la Red.

Un Saludazo



Himno de los Especialistas del E.T.

Especialista al servicio
del Ejercito de Tierra,
es su vida sacrificio
tanto en la paz como en guerra.

Soldado siempre abnegado,
no querrá buscar la gloria;
leal, valiente, esforzado,
la paz será su victoria.

Herederos de un pasado
glorioso por tierra entera,
llena su fe de soldado
el amor a su bandera.

Por su trabajo constante,
estudio y preparación,
es una Fuerza importante
para alcanzar la misión.

Soldado siempre abnegado,
No querrá buscar la gloria;
leal, valiente, esforzado,
La paz será su victoria.

Servir es su vocación
mirando siempre al futuro;
ver grande a nuestra Nación
y al pueblo español seguro.

Para su entrega y tesón
ninguna tierra es extraña,
a la que llegue el blasón
de la generosa España

Soldado siempre abnegado,
no querrá buscar la gloria;
leal, valiente, esforzado,
la paz será su victoria.

Cuerpo de Especialistas
¡Salve!

Del Ejercito de Tierra
¡Salve!

¡¡Viva España!!

¿Cómo es el IPE 2 en la Actualidad?



Os dejo una Foto Aérea de cómo es la Academia de Logística (nuestro querido IPE 2) creo que en la actualidad o de hace muy poquito tiempo. Podeis ver los edificios nuevos construídos, aunque los "de siempre" siguen allí para mayor Gloria del Recuerdo. Tienen hasta Pistas deportivas en donde debería haber un auténtico pedregal. Así debe dar gusto hacer los famosos cuentaochos..... ¿Alguien se acuerda de cómo se hacían?......

San Juan Bosco, patrón de los Especialistas



Giovanni Melchior Bosco Ochienna (I Becchi, 16 de agosto de 1815 - Turín, 31 de enero de 1888) conocido simplemente como Don Bosco es un santo católico italiano. Fundador de la Congregación Salesiana.



Giovanni Melchior Bosco (Juan Melchor Bosco en español) nació en I Becchi (Italia) el 16 de agosto de 1815 en el seno de una familia de campesinos, sus padres fueron Francisco Bosco (1780-1817) y Margarita Occhiena (1766-1856). Su padre murió cuando él tenía dos años. Pasó sus primeros años trabajando como pastor de ovejas, y recibió su primera educación del sacerdote de su parroquia. Su afán por aprender fue aumentando a medida que crecía, pero la pobreza de su familia le obligó a abandonar la escuela.

En su adultez Don Bosco, como era llamado, contaba que a los nueve años de edad tuvo un sueño revelador. En el sueño él estaba rodeado de niños que se peleaban entre sí y se insultaban; él trataba de calmarlos y poner un poco de paz, primero con gritos y después con golpes. Súbitamente apareció Jesús y le dijo: «¡"No con golpes, con amor y mansedumbre deberás ganarte a estos tus amigos", "Hazte fuerte, humilde y robusto... a su tiempo lo entenderás todo.."». Le indicó también que su maestra sería la Virgen, quien al instante apareció y le dijo: «Toma tu cayado de pastor y guía a tus ovejas». Tras oír estas palabras los niños humanos se convirtieron en bestias primero y luego en ovejas.

A los veinte años (en 1835) entró en el seminario, y seis años después fue ordenado sacerdote. Se trasladó a Turín, donde con fervor se dedicó a su trabajo. Realizaba muchas visitas a las cárceles de la ciudad, y viendo la situación en la que vivían muchos niños que habitaban en la zona, decidió dedicar su vida al rescate de los jóvenes marginados. Don Bosco comenzó a reunir a los chicos de la calle, y los instruía en diversos oficios, catequizándolos y amenizando los encuentros con prestidigitación, juegos de destreza, pequeñas obritas de teatro especialmente escritas para ellos, etc.: pronto sus alumnos crecerían en número, atraídos por la bondad del joven sacerdote.

Don Bosco lograba impulsar al estudio inculcando a sus alumnos el sentido del deber, apreciando siempre hasta el más mínimo esfuerzo, incentivándolos, no sólo a que desarrollaran su inteligencia, sino también a que fortalecieran su voluntad y templaran su carácter. Les propuso un modelo de santidad en lo cotidiano basado no en obras extraordinarias, sino en una actitud de fidelidad a Dios y de alegría en el cumplimiento de los deberes. Uno de sus alumnos fue Santo Domingo Savio.

Desafortunadamente, el trabajo en el Oratorio (así se llamaba el lugar donde se reunían los niños) se enfrentó a muchos obstáculos. Entre otras cosas, Don Bosco se vio obligado a entregar los cuartos que utilizaban. Sin embargo, el santo continuó su labor, mudando el oratorio a distintos lugares. Su madre se le unió, vendiendo todo lo que tenía: su casa y sus muebles. Las clases fueron aumentando, y se fueron agregando dormitorios, para los que desearan vivir en el oratorio. Así nació la primera Casa Salesiana.

A la edad de 39 años (en 1854), comunicó a cuatro jóvenes que había soñado que la Virgen le había dicho que él tenía que fundar una nueva congregación. Decidió que sus integrantes se llamarían salesianos, en memoria de San Francisco de Sales, quien sería su modelo de bondad en el trato con los jóvenes. Se informó sobre las reglas de distintas órdenes, pidió consejo, y finalmente sometió el proyecto al papa Pío IX, quien la aprobaría en 1874. Para llegar a esta aprobación Don Bosco tuvo otra vez que enfrentarse con numerosas complicaciones.

Pero todas las dificultades que Don Bosco debió superar se verían más que recompensadas por la rápida expansión de su orden, que se propagaría por todo el mundo. El santo falleció en Turín el 31 de enero de 1888. Su cuerpo permanece en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, Italia. En 1890 se abrió el proceso de canonización de Don Bosco. El 2 de junio de 1929 (39 años después), Don Bosco es proclamado beato y el 1 de abril de 1934 (44 años después)es declarado santo por Pío XI.

Como testimonio de su obra, actualmente existen más 2.086 presencias salesianas en 127 países, con 16.640 religiosos trabajando en ellas, y aunque es difícil calcular el número total de jóvenes que se atienden, en Oratorios y Centros Juveniles se calcula en unos 479.400 y en Centros de Enseñanza aproximadamente 857.800.

En 1953 en España, san Juan Bosco es proclamado patrono de los magos e ilusionistas. Es también el patrón del cine, motivo por el cual los Premios Goya se entregan anualmente en torno al 31 de enero.

Texto extraído de la Wikipedia



Esos Administrativos




Nuestra Promoción tuvo el privilegio de ser la que primero tuvo a los Alumnos Aprendices de Administración. Hubiera ocurrido también con los de Hostelería pero imagino que la falta de Infraestructura hizo que estos últimos se fueran al IPE 1 al glorioso Barrio de Carabanchel en Madrid.

Con ellos se dio la circunstancia que en vez de dar Prácticas de Taller como haciamos everybody, las daban de Oficina; ¡QUE LUJAZO!.

Bueno, a continuación os dejo una foto de los "privilegiados"; si alguno se reconoce que lo indique en los Comentarios y se recuerda a todos que necesitamos vuestra colaboración con fotos, memorias, etc para seguir mostrando cosas


El último escudo del IPE 2




Como siempre, hablo de oidas, pero creo que este que os muestro a continuación fue el último Escudo Oficial del Instituto Politécnico Nº 2 del Ejército de Tierra (nuestro IPE 2) antes de convertirse en la Academia de Logística que es en la actualidad. Lo he sacado de una Metopa y no ha quedado muy bien, pero así os podeis hacer una idea de la evolución que tuvo nuestro "primitivo" Escudo que orgullosamente lucíamos en el bolsillo izquierdo superior de nuestra Chaqueta Azul (necesito YA que algún amable me mande alguna foto de alguien vestidos de Pitufo de Gala).

Himno de los IPE,s

HIMNO DEL IPE
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(NO SE SI ES EL CORRECTO; ME LO ENCONTRE ASI)


Todo por la Patria en la fachada
promesa de servirla en su blason
en alto la bandera desplegada
es sobre el cielo azul una oración

Es el Instituto Politécnico
forja y crisol de juventud
donde aprendí de nuestro Ejército
del VALOR y el trabajo la virtud

Cultivo de mis manos la destreza
Patria mía para tu esplendor
pro si alguien ofende tu grandeza
lucharé en defensa de tu honor

Es el Instituto Politécnico
forja y crisol de juventud
donde aprendí de nuestro Ejército
del VALOR y el trabajo la virtud

Apoyo al combatiente que conquista
por tierra mar y aire la victoria
y es mi orgullo como especialista
compartir los laureles de su gloria

Es el Instituto Politécnico
forja y crisol de juventud
donde aprendí de nuestro Ejército
del VALOR y el trabajo la virtud



Letra y Música, ni idea. Pero los Coros si sé quiénes los hacían, ¿no?. Buscaré por ahí para ver si encuentro el Himno cantado para colocarlo en Descargas junto al Himno de Especialistas

Una Foto de 3º de Electricistas y Ópticos



En Tercero compartimos el Aula para estudiar las materias comunes los Öpticos y los Electricistas en lo que llamamos "La Nevera" por su ausencia de calor y en consonancia con el lugar de castigo del actor Steve Mcqueen en la película "La Gran Evasión". Está tomada detrás de la "H", si mal no quiero recordar, al lado de nuestro Frontón favorito en tiempos en que el Pater y Cía nos pifaban el Frontón de verdad con aquel deporte tan en moda entonces llamado Frontenis. Cuanto tiempo libre no habremos compartido allí, ¿no es cierto?. La Foto es de la Sección creo al completo. ¿Reconoceis a todos?, ¿os veis en la Foto?. Mandad vuestros Comentarios a la Foto en el Enlace.



Conozcamos Calatayud..... Aún más....

Ciudad de la prov. de Zaragoza, de cuya capital dista 86 km. Organiza la comarca y comunidad de Calatayud Buscar voz..., y es cabeza de partido judicial que desde 1965 absorbió al de Ateca. Su término municipal, de 130,7 km.2, comprende, además de la ciudad, los núcleos de Campiel, Carramendía, Marivella, Ribota, Terrer, las aldeas de Huérmeda y Torres y la barriada de San Ramón. Población: en 1998, 16.569 hab.; en 1970, 17.217 hab.; en 1950, 11.526 hab.; en 1900, 11.526 hab.; es la cuarta ciudad de Aragón y está considerada como cabecera supracomarcal, o subregional, dentro del sistema de ciudades que definen las Directrices Generales de Ordenación Territorial de la Diputación General de Aragón.

Es una ciudad industrial, con fuerte vocación de servicios, rodeada en un contexto comarcal eminentemente agrícola con los mayores índices de productividad en torno a las vegas del Jiloca y el Jalón.

La ciudad ocupa una privilegiada situación en el cruce de dos ejes naturales de circulación: uno en dirección Noreste-Suroeste, formado por el valle del Jalón y prolongado por el del Henares, que pone en comunicación la amplia Depresión del Ebro con la Submeseta Sur, y otro en dirección Noroeste-Sureste, integrado por los valles del Ribota y del Jiloca, que, prolongado por el valle del Turia, sirve de unión entre la Submeseta Norte y la región levantina. Sobre estos caminos naturales se fueron trazando en cada época las líneas de comunicación, fortaleciendo su situación. La red actual de carreteras y ferrocarriles se gesta a partir del siglo pasado. Primero se construirán la carretera y el ferrocarril sobre el eje más importante, el Noreste-Suroeste: en 1826 la carretera entre Madrid y Zaragoza (hasta ese momento tenían doble comunicación, una de ruedas por Daroca y otra de herradura por Calatayud) y en 1863 el ferrocarril, en buena parte paralelo a la anterior. La disminución progresiva del tiempo en los viajes, gracias a los nuevos medios de transporte, potencia la situación de Calatayud respecto de otras antiguas ciudades-etapa. El trazado viario moderno sobre el otro eje natural, el Noroeste-Sureste, tardó más en producirse: el ferrocarril de Calatayud a Teruel se pone en servicio en 1889 y el de Soria-Calatayud en 1929.

Un segundo factor de situación es la existencia de una rica huerta de tradición secular: la red fluvial del Jalón Buscar voz... ha dado lugar en torno a Calatayud a un conjunto de vegas -Jalón, Jiloca, Perejiles y Ribota- especializadas en hortofruticultura y cuya justa fama se remonta a la época romana. El emplazamiento de Calatayud (534 m. de alt.), como es el caso de toda ciudad histórica, responde al momento en que nació la ciudad y sus circunstancias: es el lugar más céntrico de la huerta, la zona de máximo desarrollo de los aluviones del Jalón desde donde mejor se pueden dominar y organizar las vegas. El aprovisionamiento de agua se resuelve gracias a la proximidad de la confluencia Jalón-Jiloca.

La defensa de la población -necesidad histórica- obligaba a un emplazamiento en la altura que existe en las estribaciones margo-yesíferas de la Mesa de Armantes, cortadas bruscamente sobre el Jalón y erosionadas por profundos barrancos. La población inicial ocupó las vertientes de los dos cerros hoy llamados del Revelín y del Reloj Tonto, separados por el barranco de la Rúa, cuyas inundaciones evitó la población no acercándose a sus orillas, hasta que se construyó un muro que desviaba las aguas hacia el barranco del Ribota. La expansión ulterior de la ciudad tendió a descender de los cerros, apoyada en el cono de deyección del barranco de la Rúa que se convirtió así en la calle principal de la ciudad y también en una amenaza para la vida diaria por sus posibles inundaciones. Al irse acercando la población al Jalón se fueron planteando inundaciones, aún más peligrosas, por parte del río principal, y un microclima más insano por culpa de las nieblas. La red del Jalón, en función de la pluviometría, presenta profundos estiajes en verano y temibles avenidas en mayo-junio y septiembre. La construcción del pantano de la Tranquera y las recientes obras de encauzamiento del Jalón en el término y proximidades de Calatayud han eliminado el fantasma de las inundaciones, permitiendo una mayor densificación de las construcciones en las márgenes del río. El microclima de la ciudad se caracteriza por una temperatura media de 13,8° y 421 mm. de precipitación anual. Los inviernos son fríos (media en enero, 5°), sobre todo los días de niebla, frecuentes, lo mismo que los embolsamientos de aire frío por la situación de la "cazuela" de Calatayud. El verano bilbilitano, al mediodía, es muy similar al zaragozano, pero por la noche tiene la ventaja de que corre la brisa procedente de las montañas próximas.

En este marco natural se situó el primitivo recinto musulmán, fundado en el año 716, en la falda meridional de los cerros e integrado por cinco castillos (Ayyub, Consolación, La Peña, Don Álvaro y El Reloj) unidos por una serie de murallas abarcando una extensión de unos veinticinco hectómetros cuadrados. Corresponde a la parte más elevada de la actual ciudad. El núcleo urbano se organizó en torno a los barrancos de la Rúa y de las Pozas, que eran ejes de circulación para aguas, hombres y animales, al mismo tiempo que directrices del plano inicial, aun dentro de la espontaneidad y del trazado laberíntico que caracteriza el callejero musulmán.

En el año 1120, Alfonso I reconquista Calatayud; durante el resto del siglo XII y primera mitad del XIII se repuebla y crece bajo el amparo real, como correspondía a su nuevo papel de capital de una importante comunidad, hasta aproximarse el plano, en su expansión meridional, al río Jalón. Tras la ocupación cristiana van a seguir coexistiendo en la villa varios grupos raciales y religiosos. Los cristianos estaban divididos en parroquias según su procedencia. Los judíos siguieron asentados en torno al barranco de las Pozas (la Judería actual), disponiendo de sinagoga y de cementerio propio, y los mudéjares que no emigraron quedaron relegados al actual barrio de la Morería, donde con el tiempo tuvieron su propia aljama y "macelo".

A mitad del siglo XIII el plano de la villa -que sería ciudad a partir de 1366- había alcanzado prácticamente los límites que mantendría hasta finales del XIX: las murallas llegaban por el sur hasta la actual plaza del Fuerte. En la Edad Moderna las modificaciones del plano son mínimas: hay ampliaciones de las estrechas calles medievales y se sustituyen viejos edificios por construcciones más nobles (palacios renacentistas, templos restaurados o reedificados). En el siglo XVIII la línea de murallas llegaba hasta las actuales carreteras de Madrid y Soria. A lo largo del XIX desaparecen más de una veintena de iglesias y monasterios y varios palacios por la desamortización. En el siglo actual la expansión urbanística ha continuado hacia el sur, logrando salvar en los últimos años el límite impuesto por el Jalón. La estación de ferrocarril, construida en la orilla derecha del Jalón en el siglo pasado, provocó la formación de un cordón umbilical (paseo de Sixto Celorrio) bordeado por algunas edificaciones que empalmaban la estación al centro de la ciudad. Durante la dictadura de Primo de Rivera se levantó un bloque de "casas baratas" más allá del ferrocarril, en la carretera de Teruel. Pero pasarían muchos años hasta que este conjunto empalmase, sin grandes soluciones de continuidad, con el plano tradicional del otro lado del río. Después de la guerra civil hay remodelaciones en el interior y expansión hacia el sur y en torno a la carretera de Madrid. En el último decenio se ha producido una fiebre constructora que más que a un incremento demográfico responde al traslado de la población de la parte alta -más incómoda para la vida actual- a la baja, y a un deseo de invertir.

Las primeras noticias históricas sobre la demografía datan de 1253, en que se contabilizaron 1.280 familias; el censo parcial de 1367 dio 1.247 fuegos para Calatayud. Durante los últimos años del siglo XIV y primera mitad del xv la población fue castigada por hambres y pestes, de las que en parte se recuperó en la segunda mitad del xv: en 1495 Calatayud, con 1.031 fuegos, era la segunda ciudad de Aragón, detrás de Zaragoza. Durante el siglo XVI la demografía bilbilitana sigue en aumento; en 1650 se contaron 1.060 fuegos, pero ya las pestes habían hecho su aparición repitiéndose a lo largo de la segunda mitad del XVII. En 1776 se alcanzaban 1.364 fuegos, situándose en tercera posición dentro de Aragón (detrás de Zaragoza y Tarazona). En el censo de 1860 la población de Calatayud era de 12.306 hab.; en los últimos decenios del XIX hay regresividad situándose la población de 1900 en 11.526 hab. En el XX, desde el tercer decenio se produce una gran expansión demográfica, debido al apogeo de la azucarera y a la concentración militar durante la guerra, alcanzándose los 18.762 hab. en 1950. A partir de este censo, se produce emigración motivada por el cierre de la azucarera, la clausura del cuartel de Artillería (en 1970: 17.217 hab.). En el decenio de 1978, hubo cierta recuperación, gracias a la instalación de nuevas plantas fabriles y al Instituto Politécnico del Ejército, contándose 17.710 hab. de derecho. En 1998, 16.569 hab.

Calatayud se comporta al mismo tiempo como un núcleo inmigracional para los habitantes de su comarca y emigracional para sus propios vecinos o para los comarcanos temporalmente residentes en la capital; en 1970, más de un tercio de los censados había nacido en el área de influencia de Calatayud; la emigración se dirige preferentemente a Zaragoza, Barcelona y Madrid.

La población ocupada en Calatayud supone el 58´6 % del total de población potencialmente activa, un nivel superior al de la mayor parte del territorio aragonés. Su población activa se reparte entre un 5´7 % para la agricultura, un 24´4 % para la industria y un 61 % para los servicios; ello nos dice que Calatayud sigue siendo, como en el pasado, fundamentalmente una ciudad comercial y de servicios. La privilegiada situación de Calatayud en relación con su comunidad y en general respecto del territorio español plantea desde un principio una doble función mercantil: por una parte, Calatayud se convierte en lugar de reunión donde se realizan las transacciones comerciales entre la gente de los valles afluentes del Jalón y los propios vecinos de Calatayud; con una periodicidad semanal -los martes-, se congregaban los aldeanos para intercambiar sus productos, según se desprende de un privilegio otorgado por el rey Alfonso en 1286, en el mismo lugar donde hoy se encuentra la plaza del Mercado. Por otro lado, a diario el comercio tenía lugar en las tiendas, alineadas en torno a la Rúa. El fuero otorgaba a los pobladores libertad de comercio, de modo que pudieran tener tiendas donde quisieran, pero este derecho se vio restringido por privilegio concedido al monasterio de Piedra respecto de la lonja. En la Edad Moderna eran numerosos los arriendos mercantiles controlados por el regidor de la ciudad (según un cabreo Buscar voz... del Ayuntamiento). Anualmente existían otras transacciones de interés, eran las habidas durante las ferias: la primera fue concedida por don Jaime para que durase diez días en torno a la Purificación, en 1423 se trasladaría a julio, y en 1585 se otorgaría otra.

En las relaciones comerciales de Aragón con Castilla, Calatayud, junto con Ariza y Tarazona, era uno de los puertos aduaneros importantes. En el siglo XIX, potenciada la situación con las nuevas comunicaciones, su función mercantil se confirma. A lo largo de nuestro siglo tiende a desplazarse hacia la carretera de Madrid. El centro comercial durante muchos siglos fue la plaza del mercado (cuyo edificio desapareció en los años setenta) y de ahí se fue desplazando poco a poco a lo largo de la Rúa de Dato y del Paseo Cortes de Aragón (paralelo a la carretera) que ha visto cubiertas las bajeras de las nuevas casas por modernos comercios. Calatayud en 1970 tenía 543 licencias comerciales y su área de influencia mercantil, definida por Bielza, directamente se extiende a los límites enmarcados por El Frasno, Ciria, Monteagudo, Santa María de Huerta, Villafeliche y Codos. En 1998 las matrículas de actividades económicas superaban las 2.794, de las cuales 851 dedicadas al comercio, 1592 a otros servicios, 206 a la construcción y 131 a la industria. Es decir, los servicios concentran el 87 % de las licencias registradas en el Impuesto de Actividades Económicas, lo que refleja las funciones de ordenación territorial que desempeña ofreciendo servicios a un amplio espacio comarcal y supracomarcal.

La actividad artesanal en el pasado tuvo escasa traducción en el paisaje urbano e iba a remolque de la actividad mercantil: enraizadas en la tradición árabe, tuvieron importancia la artesanía de la cerámica (citada por El Edrisi en el siglo XII), la del cáñamo, localizada en la calle Nueva y que elaboraba el de la huerta bilbilitana, la de curtidos, la papelera y la de paños. Estas artesanías van desapareciendo al entrar en nuestro siglo, comenzando la actividad propiamente industrial con el establecimiento de la azucarera (1903), que llegó a contar más de un centenar de obreros. Cerrada la azucarera en 1952, se produce una atonía industrial de la que se empieza a salir en la década de los 70 con la instalación de nuevas plantas industriales y la construcción del polígono de La Charluca, a 1,8 kilómetros del centro, en la carretera a Valencia, polígono industrial que no responde a las necesidades actuales por lo que se ha proyectado otro de nueva construcción en el paraje denominado Mediavega. En la actualidad las mayores industrias se hallan entre la carretera de Munébrega y el ferrocarril: Aiscondel, dedicada a la fabricación de tubos de plástico, con un centenar de obreros, e I.N.S.A., fábrica de grifos, de capital germanocatalán y con un censo laboral algo inferior. En el polígono ya se ha levantado una primera gran nave, de la empresa Tartaj, dedicada a fabricar ruedas de material agrícola, y otra de carácter alimentario.

• Bibliog.: Galindo Ortiz de Landázuri, M. Carmen: Condiciones de existencia y nivel de vida de Calatayud; memoria de licenciatura, Zaragoza, 1978. Lafuente, V.: Historia de la siempre augusta y fidelísima ciudad de Calatayud; Zaragoza, 1880.

• Encicl.: A la sombra del castillo de Ayyub, que le da nombre, la ciudad más importante de la provincia de Zaragoza se abre al viajero en la carretera general de Madrid-Barcelona para mostrar lo mejor de su historia y su arte. El tipismo de sus calles del casco antiguo, junto con la esbelta silueta de sus torres mudéjares, constituyen un atractivo permanente para propios y extraños. En la confluencia de los ríos Jalón y Jiloca, la patria del poeta Marcial no sólo guarda restos romanos como la antigua Bilbilis (excavaciones del cerro de Bámbola), sino también de la época musulmana.

Posee varias iglesias: de Santa María, de San Pedro de los Francos, de San Andrés y de San Juan Bautista, además de las correspondientes al santuario de la Virgen de la Peña, la colegiata del Santo Sepulcro y los conventos del Santo Sepulcro, de Santo Domingo y de las benitas.

Varios grupos culturales bilbilitanos se encargan de mantener viva la inquietud por la cultura y el arte. El Centro Regional de la Universidad a Distancia constituye también un excelente acicate. Por otra parte, Calatayud da acogida asimismo al Instituto Politécnico número 2 del Ejército de Tierra. Celebra sus fiestas mayores del 3 al 12 de septiembre, en honor de la Virgen de la Peña. El 16 de agosto hay otras fiestas en honor de San Roque, organizadas por la juventud, en las que toman parte las tradicionales peñas vaquilleras. La antigua Augusta Bilbilis ejerce su influencia socioeconómica sobre una amplia comarca, que tiene en Calatayud su capitalidad. El comercio y la agricultura han constituido, de ordinario, su principal fuente de riqueza, si bien en la actualidad busca su futuro industrial en el polígono de La Charluca. Varias empresas han acudido a la llamada, por lo que cabe esperar un futuro próspero a toda la comarca. La población, estabilizada en su censo demográfico, empieza a acusar un aumento progresivo.

• Arqueol.: Bilbilis Buscar voz..., Museo Municipal de Calatayud.

• Hist. Med.: Antiguas tradiciones musulmanas narran que Calatayud fue fundada por Ayyub, familiar de Muza ben Nusayr, el conquistador de España, cerca de la antigua Bilbilis Buscar voz.... Este dato, que fue difundido por Zurita Buscar voz... y Blancas Buscar voz..., ha sido aceptado como cierto por los investigadores. Sin embargo, las excavaciones realizadas en la década de los noventa han permitido descubrir la existencia de villas romanas en el solar que después ocupó el Calatayud musulmán. Por otra parte, los sondeos arqueológicos realizados junto a la Puerta de Terrer, han sacado a la luz, recientemente, restos de murallas y de viviendas celtibéricas fechadas entre los siglos III y i a. C. Estos hallazgos demuestran que existió un poblado celtíbero que desapareció con un violento incendio, y quedó enterrado bajo una capa de lodo de entre cincuenta centímetros y un metro de espesor, consecuencia de una gran riada. El primer hecho histórico conocido es de la segunda mitad del siglo IX, cuando Abd al-Rahman el Tuyibí, señor de Daroca y Calatayud, fue autorizado por el emir cordobés a restaurar las fortificaciones de ambas ciudades contra los Banu Qasi de Zaragoza. Esta ciudad, de nueva fundación, era una de las principales fortalezas de la zona oriental de Al-Andalus. En el año 937 la ciudad se rindió tras el asedio al que había estado sujeta por las tropas califales debido a que Abu-Yahia, que gobernaba esta zona, se había aliado con Ramiro II de León.

Fue reconquistada en 1120 por Alfonso I mediante asedio, tras la batalla de Cutanda Buscar voz.... La población musulmana no emigró y parece que en los primeros momentos no tuvo que salir extramuros, como sucedió en Zaragoza y Tudela. En 1131, Alfonso I les concedió fueros de los llamados de frontera. A la muerte de este rey fue ocupada por Alfonso VII de Castilla, quien dispuso que sus iglesias pertenecieran a la diócesis de Sigüenza. En 1139 pasó a depender de la diócesis de Tarazona Buscar voz.... Calatayud fue cabecera de una comunidad de aldeas.

Desde los primeros momentos fueron varias las instituciones religiosas que tuvieron encomiendas y conventos en esta localidad: el monasterio de Oña recibió de Ramón Berenguer IV el barrio poblado con mozárabes, aunque no sabemos si éstos eran la antigua población cristiana de la ciudad o los que vinieron con el Batallador desde Andalucía; la orden del Temple tuvo aquí una encomienda, e igualmente la orden de San Juan, cuyo primer comendador conocido es Galindo, que actúa en el año 1167. Indudablemente fue la orden del Santo Sepulcro Buscar voz... la que adquirió mayor raigambre; Ramón Berenguer IV, por el acuerdo establecido con el patriarca y el cabildo de Jerusalén en 1141, les había concedido extensos bienes para fundar una iglesia en la ciudad, con lo cual la casa de Calatayud se convirtió en casa matriz de las restantes de España, titulándose su prior en muchas ocasiones "gran prior" de la orden.

En 1253 la ciudad se dividía en catorce parroquias, contando en total con mil sesenta y tres familias, siendo la parroquia más poblada la de San Pedro de los Francos, y la menos la del Santo Sepulcro. En la guerra entablada entre Pedro I Buscar voz... de Castilla y Pedro IV de Aragón, Calatayud fue ocupada por las tropas castellanas, quedando en su poder durante cuatro años. Esta ciudad tuvo voto y asiento en Cortes.

• Hist. Mod.: Entró en la Edad Moderna en un ambiente de aragonesa preeminencia, acorde con su geografía y con su pasado. Sede de las Cortes que no mucho antes juraran por heredero al futuro rey Fernando II, éste, que según La Fuente "se consideraba casi oriundo de nuestra ciudad" -sin duda por haber sido engendrado, según tradición sostenida por el propio rey, en el lugar de El Frasno, miembro de su robusta comunidad, la más antigua de las tres de Aragón desaparecidas en 1837-, propició el esplendor de la ciudad concediéndole diversos privilegios, favoreciéndola con sus visitas y rodeándose de nobles de esta tierra en sus círculos de cortesanos, favoritos y secretarios, entre estos últimos Pedro Ariñón, de Bijuesca, y Pedro Gormedino, de Calatayud. Pero la nobleza de la ciudad no siempre estuvo conforme con las decisiones de don Fernando, a quien en sus últimos años produjeron no pocos sinsabores: las Cortes de 1515, reunidas en San Pedro de los Francos, fueron buen ejemplo de la oposición al rey, defendiendo unos viejos y despóticos derechos; el monarca castigó a los díscolos prohibiéndoles ejercer cargos en el concejo; no obstante, Calatayud hizo gran duelo a su muerte.

De incomparable importancia artística son las obras de la portada de Santa María (1523-1528), en tiempos del emperador Carlos, quien había entrado en la ciudad el 16-IV-1518, jurando ante la colegiata los fueros locales. La guerra latente que existía entre el pueblo y la nobleza tomó caracteres sangrientos en 1519, con motivo de las elecciones para los cargos de Justicia y Judex; las gentes, al toque de rebato de la campana civil de San Pedro, se reunieron junto a la iglesia en actitud levantisca, obligando a los nobles a huir a los pueblos vecinos, donde contaban con criados y colonos, y formando con ellos una fuerza armada atacaron a los milicianos locales, quienes se habían organizado por parroquias. La lucha llegó en las calles al cuerpo a cuerpo, obligando a la mediación del emperador.

Institución social de aquel período fue la del Padre de Huérfanos. El poeta local Antonio Serón da en su obra fiel trasunto de la vida cotidiana del Calatayud del s. XVI. Se destaca también la hospitalidad brindada a Antonio Pérez (1590) en el convento de San Pedro Mártir, y la concesión de una segunda feria, en la Cuaresma, según privilegio real de 1594. De esta época es el venerable fray Domingo de Ruzola (1559-1630), de gran actividad en la Europa eclesiástica, diplomática y guerrera de su tiempo. Felipe II (III) visitó la ciudad en 1599, de paso para Zaragoza, y juró, como su abuelo, los privilegios y ordenaciones de la ciudad. En esta época hubo gran expansión religiosa en Calatayud, construyéndose el templo de la colegiata del Santo Sepulcro en 1613.

Calatayud participa de la crisis general. En sus cultivos sobresale el afamado cáñamo, que durante varios siglos hará patente su prestigio; se curten cueros de baja calidad; existe un batán de paños toscos y una pequeña fábrica de papel común, subsistiendo en decadencia la cerámica de reflejos dorados de fundación musulmana. Felipe III (IV) celebró Cortes en la colegiata en 1626. Se frustran las esperanzas de verse erigida en catedral, con largos litigios con Tarazona prolongados más de doscientos años, a pesar del alegato bilbilitano (1690) de tener Santa María cincuenta clérigos residentes y diez mil escudos de renta, de ser ciudad la segunda de Aragón, con diez parroquias y quince conventos, de tener Comunidad la más antigua del viejo Reino, y arcedianato de setenta pueblos, y haber, en fin, sido territorio independiente y separado de Tarazona.

En el s. XVII también las dos colegiatas bilbilitanas se enzarzaron por la precedencia en Cortes. En este siglo floreció la máxima figura del conceptismo y probablemente la más universal gloria literaria aragonesa: el P. Baltasar Gracián, quien nació en el inmediato pueblo de Belmonte de Calatayud (hoy de Gracián). Los jesuitas de esta ciudad, que lo formaron, rigieron desde diciembre de 1752 el Seminario de Nobles de la Corona de Aragón, de real patronato. En sus aulas estudiaban ciento tres caballeros con treinta y dos criados para su servicio. Del s. XVII son los primeros impresos realizados en la ciudad por Aguirre, Cristóbal Gálvez y Juan Mola.

En la guerra de Sucesión, los habitantes de Calatayud se dividieron, apoyando a Felipe V el clero y la nobleza; pero persisten, tras el advenimiento del monarca, la intranquilidad del pueblo y el descontento por el reparto de contribuciones y el quebranto sufrido por el tradicional régimen municipal. Se construyeron por entonces el palacio episcopal, el del barón de Warsage y el de la Comunidad; la industria del cáñamo aceleró su producción, con motivo del incremento de la marina. Tras la desaparición del Seminario de Nobles y la epidemia llamada "gallega" (1763), el amplio edificio de estudios pasa a Hospital Municipal.

En el s. XIX, Calatayud vuelve a conocer tiempos de decadencia económica, acentuada por la guerra de la Independencia, en la que no faltaron héroes populares como el barón de Warsage y Alejandro López, "Cigarros". Durante el trienio constitucional de 1820-23 la ciudad es designada en la sesión de las Cortes del 7-X-1821 como capital de una nueva provincia, la cual comprende territorios de la propia de Zaragoza y de las de Guadalajara, Soria y Teruel, y dura poco tiempo.

En 1826 se comenzó por la parte de Calatayud la carretera de Madrid a Zaragoza y se proyectó el nuevo cementerio (1833), prohibiendo enterrar en las iglesias. En 1822 se hizo un mezquino teatro en los bajos del Ayuntamiento y otro más tarde en los del Hospicio (el Principal es de 1859), y hacia 1830 se construyó la primitiva plaza de toros. Desde 1837 se produce la desaparición de templos, algunos auténticas joyas del mudéjar. En las guerras carlistas Calatayud nunca llegó a ser ocupada por las tropas del Pretendiente, a pesar del ataque del general Cabrera, al frente de unos 8.000 hombres. De 1852 es la nueva Casa Consistorial y en 1860 se detuvo, en Calatayud, Isabel II. Tres años después se construyó la vía férrea, acontecimiento transcendental.

De 1877 es el nuevo y magnífico coso taurino. El cólera de 1885 produce una mortandad de más de mil personas. En 1889-90 se construyeron las dos azucareras, cerradas ya, y en 1894 el ferrocarril Central-Aragón. En 1895 hay ya alumbrado eléctrico: público, con 178 lámparas de dieciséis bujías, y particular, con 300.

En la segunda década del s. XX se lleva a cabo la instalación de aguas potables y en 1922 se construye el espléndido acuartelamiento Barón de Warsage. Durante la Dictadura se realiza el alcantarillado y la pavimentación, desviándose el barranco de la Rúa; se edifican "casas baratas", el grupo escolar Ramón y Cajal y el Instituto de Enseñanza Media; y se inaugura la línea, inacabada, del ferrocarril Santander-Mediterráneo. En el tiempo de la República se tiende el nuevo puente sobre el Jalón, y se inaugura la Escuela de Trabajo, el 9-XII-1933 un incendio intencionado destruyó el Santuario de la Virgen de la Peña y la imagen románica de la Patrona. Durante la guerra civil es Calatayud durante algún tiempo cuartel general de don José Varela.

Últimamente destaca la apertura del Centro Regional de la Universidad a Distancia y el Instituto Politécnico n. ° 2 del Ejército de Tierra, así como, en otros aspectos las nuevas redes de aguas potables y saneamiento, la frecuentada Ciudad Deportiva y el encauzamiento del Jalón. El día 9-IV-1978 tuvo lugar en el histórico marco del templo de San Pedro de los Francos la elección de la primera Diputación General de Aragón en la época contemporánea. Tras las elecciones municipales de 1979, el Ayuntamiento de Calatayud fue el primero en constituirse oficialmente en España para recibir corporativamente al rey don Juan Carlos en la mañana del 19 de abril. Entre los proyectos de futuro es necesario resaltar el papel del A.V.E. que, junto a Zaragoza, tendrá en Calatayud las dos únicas paradas a su paso por el territorio aragonés. Ello supondrá impulsar en esta ciudad un nuevo factor de centralidad con el correspondiente impulso de nuevas actividades relacionadas fundamentalmente con los servicios.

• Arte: Aun sin tener en cuenta la riqueza arqueológica del término municipal -con el importantísimo yacimiento ibero-romano de Bilbilis Buscar voz..., que, emplazado a 4,5 km. de la ciudad, aguas abajo del Jalón y frente al anejo rural de Huérmeda, ha sido excavado y estudiado por Manuel Martín-Bueno-, y considerando únicamente el patrimonio artístico de la ciudad, Calatayud destaca primerísimamente dentro del arte aragonés. Ya por R.O. de 14-VI-1884 fue declarada monumento nacional la colegiata de Santa María, a la que sigue San Pedro de los Francos, en 1875, y San Andrés en 1966; pero sólo la declaración de conjunto histórico y monumental de 2-II-1967, hacía justicia al interés artístico de la ciudad.

A pesar de lo mucho conservado hasta nuestros días, Calatayud puede ponerse como hiriente ejemplo de la barbarie destructora, característica de Aragón en los dos últimos siglos, y tal vez solamente haya sido superada en este sentido por Zaragoza. Ante la imposibilidad material de ofrecer una nómina exhaustiva de todos los monumentos desaparecidos, recuérdese, a título de ejemplo, el caso del convento de dominicos de San Pedro Mártir, derribado en 1856, que Gaya Nuño calificara acertadamente de "alcaldada brutal que nos privó de uno de los más fascinantes monumentos mudéjares de nuestro medievo". Los desatinos demoledores han llegado hasta nuestros días, constituyendo el último jalón la desaparición del convento e iglesia de dominicas, obra protobarroca realizada entre 1616 y 1625 por los maestros Gaspar de Villaverde y Francisco de Aguirre -como ha documentado Agustín Rubio Semper, especializado en arte bilbilitano de la época barroca-. Por otra parte, los monumentos conservados, así como gran parte de las edificaciones del casco histórico, se encontraban en las últimas décadas en un lamentable estado de abandono que parecía abocarlos a una ruina irremediable si en los años noventa no se hubiera emprendido una serie de acciones encaminadas a la conservación de este rico Patrimonio. Con todo, la ciudad conserva su personalísimo ambiente mudéjar con monumentos de primer orden, dándose cuenta aquí sólo de lo más destacado.

-Castillo de Ayyub y conjunto defensivo. Los descubrimientos arqueológicos de los años noventa supondrán, probablemente, una revisión de la teoría comúnmente aceptada de que la ciudad fue fundada de nueva planta por el emir interino Ayyub (716), constituyendo su primer núcleo musulmán un castillo que lleva su nombre, al tiempo que lo ha dado también a la ciudad (qalat Ayyub); en el siglo IX (862-863) Muhammad I establece como gobernadores de la ciudad a los tuyibíes, reconstruyéndose el recinto fortificado, y durando la dominación musulmana hasta la reconquista de la ciudad por Alfonso I en 1120. El conjunto defensivo bilbilitano está falto de un estudio arqueológico que determine con propiedad sus etapas constructivas (tanto en el período musulmán como en el cristiano posterior). Está integrado el recinto por cinco castillos, unidos por lienzos de muralla, conservándose más de 2.250 m. de lienzo y 26 cubos, especialmente bien conservados en el lado norte. El más interesante de los castillos es el ya mencionado de Ayyub, conocido también con los nombres de Mayor o Plaza de Armas, cuya parte más antigua, de época musulmana, está formada por dos torres octogonales, el adarve que las une y un cubo de planta cuadrada destacado hacia el norte. En el lienzo norte de la muralla, desde el castillo de Ayyub y antes de salvar el barranco de Soria, existe en mal estado, con peligro de perderse, un arco de herradura de proporciones califales, de interés similar a los de Ágreda. Los materiales del castillo y muralla son bastante deleznables, de tapial y piedra de yeso, habiendo sufrido muchas reparaciones; de algunas queda constancia documental.

Los otros cuatro castillos que completan el recinto son el de Consolación, también conocido como Torre Mocha o Cocción de los Moros; el de la Peña; el de Doña Martina o de don Álvaro; y, por último, el Real, y también del Reloj, Lo Pidado o Lo Picado. Casi todos están arruinados.

Recientemente se ha llegado a un acuerdo para la restauración del conjunto fortificado, para la que Fomento contribuirá con 232 millones de pesetas y el Ayuntamiento aportará 192 millones.

-Colegiata de Santa María. Se ignora la fecha y circunstancias de su primera fundación, así como cuándo se elevó al rango de colegiata. Tradicionalmente se cree levantada sobre el solar de la mezquita en la aljama musulmana, a partir de la reconquista en 1120, siguiendo la costumbre de instalar el templo principal de la ciudad en la antigua mezquita.

Conocida con la advocación de Santa María la Mayor, anteriormente de Mediavilla, en la limitación de parroquias del obispo García Frontín realizada en 1253 está considerada como parroquia mayor de la ciudad e iglesia de la nobleza.

La fábrica más antigua de que existe noticia documental sería la consagrada en 1249 por el arzobispo de Tarragona, Pedro Albalate. Nada queda de ella en la actual fábrica. Lo más antiguo de la colegiata es el claustro mudéjar, de planta rectangular con nueve tramos en las galerías mayores y cinco en las menores, todo de gran sobriedad, en ladrillo, con contrafuertes prismáticos y bóvedas de crucería sencilla; al mismo estilo corresponde la sala capitular vieja, de planta cuadrada, con una monumental portada en arco apuntado flanqueada por dos ventanales de arcos gemelos túmidos, elemento formal poco frecuente. Sabemos que el papa Benedicto XIII fundó en el año 1412 un estudio de teología en el claustro de Santa María, que ya estaba construido. A partir del año 1967 este claustro sufrió una restauración poco adecuada, que lo ha desvirtuado en buena medida, especialmente al cerrar sus arcos con modernas celosías con lazos de seis.

Aparte del claustro, la fábrica mudéjar de Santa María se advierte únicamente en el ábside poligonal, con arcos apuntados en su parte inferior y de medio punto en galería corrida en la parte alta, y en la monumental torre octogonal, adosada a la izquierda del ábside. Esta torre mudéjar de Santa María presenta la misma estructura que la de San Andrés, alojándose una capilla en la parte inferior, y sobre ella una torre interior, de pared liviana y planta octogonal, permite el desarrollo de las escaleras entre ella y la torre exterior. Aunque La Fuente dató la parte baja de esta torre en el siglo XIII, puede que toda la fábrica corresponda a fines del siglo XV y siglo XVI. Los contrafuertes le confieren un aspecto más robusto que el de la de San Andrés, más sutil, ligera e íntima. Desaparecida la famosa Torre Nueva de Zaragoza, estas torres Buscar voz...-campanario de Calatayud son los mejores ejemplos del mudéjar aragonés del protorrenacimento.

Después de las huellas mudéjares destacan en Santa María las renacentistas. Lo fundamental está constituido por su magnífica portada retablo y las puertas, contratadas en el año 1525 por los escultores Juan de Talavera y el francés Esteban de Obray o Veray, y terminadas en 1528. Obra en alabastro de Fuentes de Jiloca, sólo comparable a la portada de Santa Engracia de Zaragoza, está concebida a modo de retablo, con cuerpo principal y ático, flanqueados por las características columnas abalaustradas; la puerta, abierta en arco de medio punto, presenta la rosca adornada con cabezas de querubines. La imaginería principal de la portada dispone en las jambas las efigies de San Prudencio, San Roque y Santa Lucía a la derecha, y las de Santa Catalina, Santiago y San Íñigo a la izquierda; sobre el arco, la Virgen con niño en mandorla de querubines y flanqueada por dos ángeles, y a los lados, en grandes hornacinas aveneradas, las magníficas esculturas de San Pedro y San Pablo, con otras más pequeñas de los Santos Juanes; por último, en el ático, el relieve de Pentecostés. Una decoración excepcional de grutescos flanquea el cuerpo principal a modo de polsera. Las puertas, de madera de roble y nogal, con decoración de grutescos en candeliere y un relieve de la Anunciación, son obra personal de Esteban de Obray. La portada se restauró en 1886, bajo la dirección del arquitecto Ricardo Magdalena y ejecución del escultor Dionisio Lasuén, afectando especialmente a las imágenes de las jambas y a la de San Juan Evangelista; las puertas se restauraron en 1917 en el taller de los Albareda de Zaragoza, y se reinstalaron en 1927.

En el interior, la colegiata actual ofrece un amplio y desahogado espacio, formado por tres naves de la misma altura, del tipo de planta de salón, separadas por pilares cruciformes de orden toscano. Son cuatro tramos en total, con la nave central cubierta con cúpula con linterna sobre tambor en el tramo de crucero, ante el ábside, y con casquetes elípticos sobre pechinas en los otros tres, mientras que las naves laterales se cierran con bóveda de aristas. Esta disposición responde a las importantes obras de remodelación, realizadas hacia 1611 (crucero y presbiterio), por la misma época y con el mismo estilo de sobriedad protobarroca de raíz escurialense que la colegiata del Santo Sepulcro. A esta misma época corresponde la sala capitular nueva, alojada en el lado norte del patio del claustro mudéjar, antes mencionado. En el siglo XVII se abrieron importantes capillas laterales, entre las que destaca la de San Joaquín, a los pies de la nave central. Conjuntos barrocos de gran interés son el coro, con el ambicioso trascoro, y la sacristía.

Ante la imposibilidad de mencionar todo el tesoro artístico de la colegiata, nos limitamos a lo de mayor nota. El retablo mayor, obra en madera dorada y policromada, es un buen ejemplo de la escultura romanista del taller de Calatayud; su mazonería se ensamblaba en 1614, y quedaba inaugurado en 1617. El estudioso Agustín Rubio Semper lo atribuye al mazonero Jaime de Viñola, al escultor Pedro de Jáuregui y al pintor Francisco Florén. La arquitectura del retablo, de Jaime de Viñola, presenta estrecho parentesco con la del retablo mayor de la catedral de Tarazona, del mismo autor. Obra de grandes proporciones, consta de sotabanco, banco y cuerpo de tres calles, separadas por dos entrecalles, y organizado en tres pisos, dedicado a temas marianos. Se advierte que el grupo central, dedicado a la Asunción de la Virgen, es obra posterior, barroca y muy movida, que se debe al escultor bilbilitano Gabriel Navarro, y ejecutada hacia 1770 a expensas del canónigo José Mateo.

De gran interés son asimismo algunos retablos de las capillas laterales. Entre ellos destaca el de la Virgen Blanca, cuya titular es una talla gótica policromada, del siglo xv, y que centra un retablito plateresco del primer tercio del siglo XVI, de pintura sobre tabla, que a su vez está enmarcado por otro retablo manierista, del primer tercio del siglo XVII. La capilla de San Juan Bautista, costeada por doña María Ángela de Sessé (+ 1691) alberga buena pintura sobre lienzo, tanto en el retablo como en los muros laterales (Degollación del Bautista, Predicación y Banquete de Herodes). El Bautismo de Cristo del ático se considera una copia que el pintor Bartolomé Vicente hiciera del mismo tema de Juan Carreño para la iglesia de Santiago de Madrid. Pero la mejor pintura barroca de la colegiata se encuentra en la mencionada capilla de San Joaquín; el lienzo central del retablo, dedicado a San Joaquín, Santa Ana y la Virgen, es obra del pintor madrileño Bartolomé Romián y va firmada y fechada en 1645. Por otra parte, los dos grandes lienzos, de formato apaisado, de los muros laterales de esta capilla, con los temas de la Adoración de los Reyes y la Adoración de los Pastores, son obra firmada y fechada del pintor Pedro Aibar Ximénez en el año 1684.

Buena parte del arte mueble de la colegiata, particularmente la platería y retablos de pintura gótica sobre tabla, se exhiben actualmente en el nuevo Museo de Arte Sacro, inaugurado en 1971, en las dependencias del palacio episcopal. Interesan sobremanera la magnífica colección de primitivos aragoneses, con tres importantes retablos del siglo xv, que no están documentados, y sobre los que damos la autorizada opinión del especialista en pintura gótica de la escuela de Calatayud, Fabián Mañas Ballestín. Según Mañas, el retablo de la Adoración de los Reyes está en contacto con la influencia de la pintura valenciana, rechazando su atribución al pintor Tomás Giner, y relacionándolo con la obra que Jaime de Valencia hiciera en 1462 para la iglesia de San Pedro de los Francos de Calatayud. El retablo de San Isidoro, San Ambrosio y San Nicolás lo atribuye Mañas a la producción inicial del pintor Domingo Ram, realizado poco después de 1470. Por último, del retablo de San Vicente piensa Fabián Mañas que el titular es de mano diferente a las tablas laterales de San Juan Bautista y María Magdalena que corresponderían al retablo que Domingo Ram y Bartolomé Verdeseca realizaron en 1507. La Colegiata de Santa María se encuentra en proceso de restauración desde hace varios años. En 1998 se finalizó la rehabilitación del cuerpo superior de la torre, devolviéndole su aspecto original; se recuperó el chapitel bulboso cubierto con pizarra, se sustituyeron las armaduras interiores de madera y se quitó un balconcillo metálico de principios del siglo XX. Sin embargo no se pudo concluir la restauración de la torre ya que la subvención concedida resultó insuficiente. En enero del mismo año, se emprendieron obras de consolidación del claustro, que incluían la restauración del segundo piso y la renovación de las cubiertas; queda pendiente el acondicionamiento del interior para poder abrirlo al público. Además se está elaborando un plan director para restaurar la colegiata, cuya cubierta se derrumbó, en parte, en agosto de 1998.

-San Andrés. Es una de las primeras parroquias creadas tras la reconquista. La fábrica de la iglesia se ha salvado gracias a la esbeltísima torre octogonal mudéjar; en efecto, en 1870 se autorizaba el derribo de esta iglesia, con la obligación de conservar la torre. Esta carga fue suficiente para detener la demolición. La fábrica actual permite distinguir las diversas ampliaciones; lo más antiguo corresponde al siglo XVII, con tres naves, de mayor altura la central, cubiertas con bóveda de crucería sencilla, y cuatro tramos hacia los pies. En el siglo XVI se amplió en un tramo más, hacia la cabecera y un nuevo presbiterio con ábside poligonal, todo cubierto con crucería estrellada. De esta segunda época es la torre mudéjar, de planta octogonal, que se autorizaba a levantar en el año 1508; de estructura similar a la de Santa María, es, sin embargo, más leve y delicada y concentra el aroma musulmán de la ciudad: sin duda una de las más bellas torres mudéjares aragonesas y la joya artística de la iglesia.

El retablo mayor data de 1665 y es obra del ensamblador Pedro Virto y el escultor Bernardo Ibáñez; el lienzo del ático, con la Inmaculada Concepción, es obra del pintor Juan Florén. Del resto de las capillas, con retablos en su mayoría barrocos, destaca la bellísima talla del Santo Cristo del Consuelo, del siglo XVI. Está dotada de abundante platería, en su mayor parte del siglo XVII.

-San Pedro de los Francos. Iglesia declarada monumento histórico-artístico por R.O. de 4-VIII-1875, y de nuevo por decreto de 3-VI-1931. En ella se celebraron cortes aragonesas en 1411, por la cuestión sucesoria planteada a la muerte de Martín el Humano, que se resolvería en el compromiso de Caspe, y de nuevo en 1461, en las que se juró como príncipe heredero de la Corona de Aragón a Fernando. Construida en el siglo XIV, es un prototipo mudéjar de enorme interés, ya que tiene planta de tres naves, casi de la misma altura, con crucero alineado, y tres ábsides poligonales; consta de tres tramos, las naves se cubren con bóvedas de crucería sencilla, y los soportes, que las separan, son pilares fasciculados. La decoración mudéjar se concentra en el ábside central, enmascarado por edificios civiles. La portada, a los pies del templo, es de piedra sillar, relacionable con la de Santa María de Maluenda, y en estilo gótico levantino, de la segunda mitad del siglo XIV, con puerta en seis arquivoltas apuntadas, y las esculturas de San Pedro y San Pablo en las jambas, mientras que en el tímpano aparece la Majestad entre la Virgen y San Juan. A la derecha de la portada se alza la torre mudéjar, de planta cuadrada, desmochada en 1840, con el pretexto de que debido a su inclinación peligraría la vida de la familia real que se hospedó en tal fecha en el frontero palacio del barón de Warsage. El retablo mayor, dedicado a San Pedro, recibía el dorado en el año 1654 por los pintores Lobera de Calatayud; Rubio Semper lo atribuye al taller de Pedro Virto y Bernardo Ibáñez. Excepcional interés ofrece el mueble del órgano, obra de carpintería mudéjar de fines del siglo xv y relacionable con los trabajos del organero Miguel de Monreal, que en 1498-99 realizaba otro para la colegiata de Santa María. Ángel San Vicente ha documentado el trabajo de platería que en 1548 realizó el orfebre bilbilitano Jerónimo de la Mata, hoy día todo conservado en el Museo de Arte Sacro; se trata de una cruz procesional con su bordón, dos centros de plata y dos candeleros. La iglesia de San Pedro fue cerrada al culto en 1978, tras albergar la sede del recién constituido Gobierno preautonómico de Aragón. En 1998, el edificio, que se encontraba próximo a la ruina, fue cedido en usufructo durante treinta años al consistorio bilbilitano, lo que daba vía libre a su restauración. Más tarde fue incluido entre las obras financiadas por los Ministerios de Fomento y Cultura, con cargo a las partidas del 1% de las obras públicas. Durante las inspecciones del templo previas a la restauración, se descubrieron unas pinturas murales que podrían datar del siglo XVI y tener influencia de Miguel Ángel, ya que se aprencian en ellas semejanzas con las de la iglesia de Ibdes, realizadas por Pietro Morone, discípulo de Miguel Ángel.

-Nuestra Señora de la Peña. Fue colegiata hasta 1632, en que se fundió su capítulo con el de Santa María. Está levantada en el solar del castillo de la Peña, habiendo sufrido por tal razón acuartelamientos de tropas en la guerra de la Independencia. La fábrica actual consta de partes mudéjares, obras iniciadas en 1343, y de ampliaciones barrocas. La primitiva iglesia mudéjar, obra del siglo XIV, como se ha dicho, correspondía al prototipo llamado iglesia fortaleza, de nave única, con cabecera recta y tres capillas en la misma, más ancha y profunda la central, y capillas laterales entre las torres contrafuerte, con tribunas sobre las capillas. Es lo conservado en la parte de la cabecera, que sufrió bastante en 1362, con motivo de la guerra de los dos Pedros, rehaciéndose posteriormente. Lo más importante son las yeserías mudéjares del siglo xv que revisten los muros de la capilla de San Francisco Caracciolo. Lo tres últimos tramos de la nave y las bóvedas de los dos primeros se rehicieron en época barroca.

-Colegiata del Santo Sepulcro. En 1156, y tras lentas negociaciones para resolver el testamento de Alfonso I en favor de las órdenes militares, se funda en Calatayud la casa y encomienda del Santo Sepulcro. Si se exceptúan las caballerizas y los restos del claustro mudéjar del siglo XIV, nada se ha conservado de épocas medievales. Los imponentes volúmenes del edificio actual corresponden a las obras realizadas entre 1605 y 1613, y se deben al arquitecto Gaspar de Villaverde. Se trata de una iglesia de ladrillo, con tres naves, la central más ancha y alta que las laterales, crucero alineado y presbiterio profundo para alojar el coro, con ábside semicircular. La fachada monumental de los pies, con tres puertas, remata en frontón y va flanqueada por dos torres, adosadas a los dos lados. Al interior, las naves van separadas por pilares cruciformes de orden toscano, y se abovedan con cúpula con linterna sobre tambor en el crucero, lunetos en presbiterio, brazos del crucero y nave mayor, y aristas en las naves laterales. Constituye uno de los primeros ejemplos de la arquitectura protobarroca en Aragón, derivada de lo viñolesco, y es obra arquitectónica de gran trascendencia. En el altar mayor hay un excelente baldaquino, formado por seis columnas de orden compuesto, en mármoles, para albergar una talla de Cristo yacente; es obra dieciochesca, de hacia 1772, de la que se conservan en el Museo de Arte Sacro un alzado y una sección, y que se suele atribuir al escultor de Calatayud, Félix Malo. Los ocho retablos de las naves laterales, aunque de idéntica tipología corresponden a dos épocas diferentes, todos dedicados en un programa común a la Pasión y muerte de Cristo. Seis de ellos fueron costeados por el prior Juan de Palafox (+ 1620), cuyas armas llevan, y dedicados a la Oración en el Huerto, Coronación de espinas, Piedad, Descendimiento, Camino del Calvario y Flagelación; según Rubio Semper serían contratados hacia 1615 por el taller de los escultores Francisco del Condado y Juan de Velasco, y fueron dorados por el pintor Francisco Florén en 1626. Los otros dos retablos, sufragados por el prior Francisco Yago de Soria, y dedicados a la Entrada en Jerusalén y Cristo ante Caifás, fueron contratados en 1658 por el escultor Bernabé de Jáuregui y el ensamblador José de Campo, y dorados en 1664-66 por Miguel Colás. Los edificios y murallas que aparecen en las tallas nos muestran la Calatayud del siglo XVII, en la que se inspiraron los artistas para representar la Jerusalén de la pasión y muerte de Jesucristo. La sillería del coro, dispuesta tras el altar mayor, es obra de 1640, de los escultores Pedro Virto y Bernardo Vililla, aunque enriquecida con detalles ornamentales dieciochescos. Del resto del tesoro artístico merecen citarse las cuatro tallas que representan la Asunción, San Jorge, San Miguel y San José, en la capilla de la izquierda, antigua sacristía; son obra fina dieciochesca, traídas de Roma, y procedentes de la iglesia de Santiago.

-San Juan el Real y Fundaciones de la Compañía de Jesús. La presencia de la Compañía de Jesús en Calatayud desde 1584, en que se inaugura el primer colegio, hasta la expulsión en 1767, ha dejado en la ciudad, además de la iglesia de San Juan el Real, el antiguo Seminario de Nobles (hoy Hospital Municipal) y el colegio de la Compañía (hoy Sede de los Juzgados). La iglesia, que bajo los jesuitas estuvo dedicada a la Virgen del Pilar, recibió la advocación de San Juan Bautista en 1770, cuando se trasladó a ella el culto de la antigua parroquia de San Juan de Vallupié, que se encontraba en estado ruinoso y hoy ya desaparecida. La iglesia responde al prototipo jesuítico de planta de cruz latina, con capillas entre los contrafuertes, comunicadas entre sí y con tribuna sobre las mismas. Se aboveda con lunetos y cúpula sobre pechinas para el crucero, destacando la gran concha o venera que cubre el presbiterio. Por su ornamentación y decoración de yeserías abultadas constituye uno de los interiores barrocos más fastuosos de Aragón. Es difícil determinar las etapas constructivas, que cobrarían auge a partir del importante legado realizado en 1665 por Pedro Pujadas, según ha documentado Rubio Semper. Tras la expulsión de los jesuitas, todavía se edificó la torre, entre 1774 y 1777, con cargo a otro legado de mosén José Jimeno, beneficiado de Ateca. La torre presenta en alzado tres cuerpos, de planta cuadrada, ochavada y octogonal, respectivamente, rematada en chapitel bulboso; pone un contrapunto de gallardía a las torres de Santa María y San Andrés.

Del tesoro artístico merecen destacarse dos piezas procedentes de la parroquial de San Juan de Vallupié. Una es la sillería mudéjar para presbítero, diácono y subdiácono, realizada en 1456 por los maestros moros, los hermanos Farax el Rubio y Brahem el Rubio. Otra es la talla de San Juan Bautista, en el retablo mayor, que procede del de la antigua parroquial de San Juan de Vallupié, actualmente en el pueblecito de Sediles. Ángel San Vicente ha documentado este retablo, al que corresponde esta escultura, como obra importantísima de los escultores renacentistas Damián Forment y Juan de Moreto, realizada entre 1534 y 1536. Aún merecen destacarse una Inmaculada, óleo sobre lienzo del siglo XVIII, la carpintería de puertas y calajes de la sacristía, y una notable colección de platería barroca.

-Conventos. Derribado el convento e iglesia de dominicas, como se ha dicho, todavía se conserva en pie la iglesia de otro convento derruido en parte, el de San Benito. La iglesia del convento de San Benito centra el interés artístico en la decoración de yeserías barroco-mudéjares, que decoran la cúpula del presbiterio y la capilla de San Íñigo y las bovedas de la nave. Esta decoración es característica del barroco aragonés, constituyendo esta iglesia un ejemplo notable y de primer orden dentro del siglo XVII. La iglesia, de propiedad municipal, está siendo restaurada para convertirla en auditorio